Desde mediados del año pasado, el agua en los ojos de mar de Tolar Grande, a 378 kilómetros de la ciudad de Salta, presenta una coloración marrón que dista mucho del nombre que reciben estos espejos de agua. Algunas versiones responsabilizan a unas pasarelas que se colocaron de este enclave que atrae a miles de turistas cada año, que contiene una gran concentración de sal y que alojan biodiversidad única en el mundo por su rol clave en la formación de condiciones aptas para el desarrollo de la vida. Investigadores buscan saber por qué se dio este fenómeno y, más importante aún, conocer si estos organismos continúan con vida o se perdieron.
En los ojos de mar hay estromatolitos, que son los fósiles, en una forma similar a una piedra, de una asociación de bacterias y algas. Lo relevante de estos organismos es que son los registros fósiles más antiguos de la Tierra (hay registros de estromatolitos de hace 3.800 millones de años) y, particularmente los de la puna argentina, que se mantienen en condiciones extremas, en un ambiente con déficit de oxígeno y altas concentraciones de sal y de radiación ultravioleta (se encuentran a más de 3500 metros sobre el nivel del mar), entre otros factores.
Son agentes que se asocian para producir oxígeno y por su antigüedad, se estima que contribuyeron a la formación de la capa de ozono que permite que haya vida en el planeta.
Hacia agosto del año pasado, estos ojos de mar en el medio de la Puna comenzaron a presentar una coloración marrón y los tres enclaves se unieron en una gran laguna de sedimentos, coincidente con la colocación de pasarelas por parte del gobierno provincial para que los turistas pueda caminar entre las pequeñas lagunas. Actualmente hay una investigación en curso por parte de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) para determinar qué pasó y, lo más importante, si quedan estromatolitos vivos en ese ecosistema.
Relevancia internacional
El guía de turismo científico Luis Ahumada hace años que recorre la zona e indicó a TN que a la par de la construcción de la caminería, se empezaron a llenar los ojos de mar de un líquido marrón: “No es normal porque cuando llueve, se llenan de agua pero el sol la evapora. En este caso, aparentemente con la caminería se perforó algún acuífero y sale agua”.
Y remarcó que la zona “es un humedal, donde en esos ojos de mar hay microorganismos descubiertos por científicos del Conicet en 2009, que tienen relevancia internacional porque son los fósiles vivos más antiguos del planeta”.
La particularidad de estos estromatolitos es que podían realizar fotosíntesis gracias a la luz solar que recibían de manera directa, por lo que eran capaces de producir oxígeno. En este estado, quienes frecuentan la zona quieren saber si estos organismos viven, si se perdieron o si se puede realizar algún tipo de remediación en el territorio.
La zona es área protegida, que se creó a partir de este descubrimiento y es uno de los principales atractivos de Salta, según detalló el guía: “Es una pena para el turismo porque son microorganismos que hay en la Puna y que viven en un ambiente similar a lo que fue la tierra primitiva. Lo que se perdió es de relevancia internacional”.
Falta de información previa
En el Ministerio de Producción y Desarrollo Sostenible de la provincia explicaron a TN que hay dos estudios en marcha: uno encargado por el municipio de Tolar Grande y otro por ellos, ambos solicitados a especialistas de la UNSa. Y añadieron que las aguas se enturbian por efecto del viento.
Desde la UNSa fueron cautos y aseguraron que aún no tienen una respuesta concluyente para dar. “Con la información que tenemos no podemos adjudicar nada. Pero sí fue muy coincidente el comienzo de la aparición del sedimento después de las obras de colocación de las pasarelas”, dijo a TN Enrique Derlindati, doctor en Ciencias Biológicas de la UNSa y especialista en humedales altoandinos.
El investigador contó que ya se hizo un análisis de la parte hidrogeológica y, ahora, deben continuar con las fases biológica e hidrológica pura de la exploración, aunque todavía están esperando permisos de las autoridades para poder llevar adelante estos pasos: “Necesitamos ir a ver si quedaron organismos vivos y ver otros sistemas similares en la zona, para tomarlos como línea de base”.
“No hay información previa a esta modificación y, por eso, estamos buscando sistemas de referencia que existen en otros sitios cercanos. No son iguales, pero sí muy similares”, detalló Derlindati, quien amplió que los últimos datos sobre estos ojos de mar datan de diez años atrás.
A la espera de los permisos para dilucidar si estos organismos únicos en el mundo siguen habitando la Puna argentina, el investigador afirmó que si bien es coincidente la aparición del sedimento con la obra de caminería, todavía se está tratando de analizar el origen de la coloración marrón y del exceso de agua. Y añadió que si bien “hay varias explicaciones, que no dejan de ser especulativas”, los efectos del viento no provocan una situación de este tipo.