El fiscal penal 4 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Ramiro Ramos Ossorio, requirió juicio ayer ante el Juzgado de Garantías 1 para Hartmut Torsten Theobald por los delitos de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Ramón Ignacio Casas y por el delito de tentativa de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Benito Soraire en concurso real.
La investigación se inició cuando el mismo Hartmut reportó en Octubre del año pasado que cuando fue a su finca ubicada en Palomitas, encontró a su empleado Casas sin vida y en avanzado estado de descomposición en una habitación que ocupaba y que le parecía que había consumido alguna sustancia tóxica ya que había encontrado una botella con un líquido sobre la mesa.
La autopsia reveló que la muerte de Casas se produjo por paro cardiorrespiratorio por intoxicación con veneno (pesticida), elemento tóxico que resultó coincidente con el contenido de la botella y plato que fueron secuestrados en la mesa del fallecido.
A estos elementos, Ramos Ossorio sumó la declaración de familiares de la víctima, quienes en forma coincidente dijeron que Casas trabajaba hace varios años para Hartmut desempeñando trabajos de cuidado de la hacienda y que mantenían malas relaciones laborales hace algún tiempo ya que no le pagaba lo que le correspondía y le propinaba malos tratos.
Los hijos del fallecido incluso relataron que su padre los reunió y les manifestó que su patrón lo seguía y que cualquier cosa que le sucediera, sería su culpa.
Familiares Casas revelaron que éste les confesó que había radicado una denuncia ante la AFIP contra su empleador, lo que fue verificado por las tareas investigativas. con documentación acreditante.
En el marco de esta investigación, se llegó a Benito Soraire, un trabajador rural que prestaba servicios en la finca del acusado desde 1985 y que vivía en una casa que éste le facilitaba. El día lunes 8 de Octubre de 2018, Soraire descubrió que cuatro de sus perros estaban muertos y los enterró y el lunes siguiente, su patrón se hizo presente con una bolsa con carne y sospechó sobre su buen estado ya que al abrirla sintió un olor extraño. De todas maneras la cocinó y la ingirió. Luego comenzó a experimentar malestar con vómitos y mareos. Al día siguiente fue a verlo a Theobald para que lo llevara al hospital porque seguía con malestar y le dijo que esperara hasta el día siguiente.
Ante la negativa, Soraire se fue caminando hasta el nosocomio y allí le dijeron que la carne estaba en mal estado y le suministraron medicación. Al regresar a su casa, le dio a otro perro la carne sobrante y el animal murió.
En la vivienda se secuestró resto de esa carne, la cual fue analizada por el Servicio de Toxicología Forense del CIF, en cuyo informe consta que en la muestra analizada se detectó el mismo potente pesticida que causó la muerte de Casas.
Entre las medidas probatorias que adjunta el fiscal en el requerimiento, se citan las pericias psicológicas y psiquiátricas del imputado, quien es señalado como un hombre con personalidad psicopática, egocéntrica, con anestesia emocional y carente de empatía.