El fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual (UDIS), Rodrigo González Miralpeix, requirió juicio ante el Juzgado de Garantías 6, del Distrito Centro, para un hombre de 49 años. Se lo acusa de ser autor de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por su reiteración, agravado por el vínculo, guarda y convivencia; y abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, guarda y convivencia, todo en concurso real.
En setiembre de 2022, la madre de la víctima radicó la denuncia en contra de su expareja, con quien mantuvo una relación de diez años, teniendo tres hijos en común.
Según relató la mujer, su hija adolescente le recriminó que la enviara junto a sus hermanos a la casa del acusado, revelándole que había sido abusada por el individuo en diversas ocasiones y que la obligaba a tomar anticonceptivos.
La propia víctima, hoy mayor de edad, radicó una denuncia en contra del acusado, ratificando lo que le había contado a su madre. Contó que los abusos habían iniciado desde que tenía cuatro años y a los 14, comenzaron los abusos con acceso carnal, los que continuaron por un tiempo. Además, el individuo la mantenía bajo amenazas permanentes si contaba algo a su madre.
El informe realizado por la perito psicóloga sobre la joven señala que “se evidencian indicadores que dan cuenta de ansiedades vinculadas a la intimidad, la sexualidad es vivenciada como persecutoria y amenazante. Esto da cuenta de experiencias que se inscribieron psíquicamente como disruptivas en la esfera de lo sexual. No se observaron indicadores de mendacidad (hábito de mentir) o fabulación”.
El Fiscal sostiene que el delito resulta agravado porque el imputado es el padre de la víctima, hecho confirmado por el acta de nacimiento y la declaración de la madre, quien afirmó que la hija fue reconocida por el acusado.
El accionar delictivo del acusado se corrobora con la denuncia hecha por la víctima, además de la declaración testimonial de la madre. El fiscal González Miralpeix destacó en el requerimiento, el testimonio coherente de la víctima, mantenido a lo largo del proceso y que refleja verosimilitud.