Un hombre de 41 años fue condenado a la pena de nueve años de prisión efectiva como autor de los delitos de grooming, distribución de material de abuso y/o explotación sexual infantil (dos víctimas), abuso sexual con acceso carnal y coacción, todo en concurso real.
El juez Francisco Mascarello, vocal de la Sala VII del Tribunal de Juicio, revocó la modalidad de arresto domiciliario que cumplía el imputado y ordenó su alojamiento en la Unidad Carcelaria 1. Recomendó que reciba tratamiento psicológico por la naturaleza de los delitos por los que resultó condenado.
El juez ordenó además la extracción de material genético del condenado por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigación Fiscales (CIF) para su inscripción en los bancos de datos correspondientes.
El sujeto fue denunciado por la hermana mayor de una de las víctimas (14) y el padre de la otra (15).
En el primer caso, el imputado contactó a la víctima por Facebook. Le propuso iniciar una relación y le pidió que le enviara fotos de ella desnuda y con ropa interior. También la convenció para que le contara cuál era su contraseña en redes sociales.
Siguieron en contacto un tiempo y él le dijo que quería tener relaciones sexuales. La víctima no quiso y el sujeto comenzó a publicar en las cuentas de Facebook de la menor las imágenes que ella le había enviado. Eran fotografías de contenido sexual acompañadas por textos como: “Mandar mp $$$ vendo videos”.
El otro denunciante –padre de una menor de 15 años- refirió que en 2021 su hija entabló una conversación por Facebook con un usuario que le solicitó su contraseña para chatear y su número de celular. Luego de ganar su confianza el individuo le pidió a la menor que le enviara fotos íntimas. Poco después le manifestó que quería mantener relaciones sexuales. Ella no quiso responderle y entonces el sujeto la amenazó diciéndole que si no accedía iba a publicar esas imágenes comprometedoras.
Ante esto, la menor le contó a su padre lo sucedido y radicaron la denuncia. Además de presionar a la adolescente, el imputado contactó a un compañero de escuela y lo amenazó para que le diera información sobre ella.
Tiempo después -diciembre de 2022- el acusado se presentó en el colegio de la menor, comenzó a conversar con ella e iniciaron una relación que duró alrededor de un mes, sin que llegaran a intimar. El sujeto le dijo que se llamaba Benjamín.
Al poco tiempo, la víctima recibió en su cuenta de Instagram una solicitud de amistad de un usuario llamado Esteban. Ella aceptó y comenzó a chatear con él. En determinado momento, este sujeto le exigió que le pagara 30 mil pesos a cambio de que no publicar en redes sociales varias fotos que tenía de ella y donde se la veía desnuda. Supuso que se trataba del mismo hombre que en 2021 ya la había extorsionado.
El usuario Esteban siguió amenazando a la menor y ella decidió pedirle ayuda a Benjamín. Este le dijo que la sacaría del apuro y que pagaría lo que le exigían pero con la condición de que accediera a tener relaciones sexuales con él. La joven aceptó para evitar que Esteban publicara las imágenes íntimas.
El denunciante contó que el sujeto siguió amenazando a su hija y ella continuó recurriendo al tal Benjamín para que pagara lo que el extorsionador le pedía.
En septiembre de 2022, Benjamín llevó a la víctima a un hostal y mantuvo relaciones sexuales con ella. Para que nadie advirtiera que era menor de edad, le pedía que se sacara el uniforme escolar y se pudiera otra ropa.
La adolescente siguió sometida a la presión de intimar con Benjamín hasta que decidió dejar de verlo. Ante esto, el sujeto se comunicó con ella por whatsapp mostrándole capturas de pantallas con mensajes que supuestamente le enviaba el tal Esteban. Eran videos de ella desnuda. Advirtió que a esos videos los había grabado el mismo Benjamín cuando la llevaba al hostal y, aparentemente, los había compartido con Esteban.
Finalmente se constató que el tal Esteban y el tal Benjamín eran la misma persona: el imputado.