En la Sala I del Tribunal de Juicio comenzó la audiencia de debate en la causa seguida contra Valeria Vanesa Zarza (46), imputada por abuso sexual simple continuado y abuso sexual gravemente ultrajante continuado, en concurso real, en perjuicio de A. M. M. S.
El juicio está a cargo del juez Javier Aranibar. Por el Ministerio Público interviene el fiscal penal 1 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Sergio Federico Obeid. La defensa de la imputada está en manos de Marta López, de la UDP 2.
Durante la primera jornada se leyó la requisitoria fiscal de elevación a juicio y, posteriormente, la acusada solicitó declarar pero sin responder preguntas. Seguidamente declaró la víctima, A. M. M. S., quien solicitó hacerlo sin la presencia de la imputada.
Zarza, exmonja de la Parroquia de la Santa Cruz -perteneciente al Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista-, negó rotundamente los hechos por los cuales llegó a juicio. Sostuvo que jamás estableció una relación de confianza con la madre de la víctima como para que la deje a su cargo. Afirmó que no podía moverse de la parroquia sin pedir autorización a sus superiores y que nunca llevó a la víctima (menor de edad al momento de los hechos) a los baños públicos de la iglesia. También negó haberle hecho regalos personales porque tenía votos de pobreza y debía entregar a la congregación todo lo que recibía de los feligreses. Dijo que, por sus actividades, no estaba casi nunca en la parroquia. Refirió además que había cámaras en el templo y que, si alguna de las monjas se demoraba demasiado en hacer su tarea, la mandaban a llamar. En la iglesia la conocían como “hermana Magdalena”.
A continuación declaró la damnificada, quien actualmente tiene veinte años. Solicitó hacerlo sin presencia de la imputada. La joven relató que los abusos por parte de Zarza comenzaron cuando ella tenía alrededor de cinco años. Contó que en esa época también sufría abusos y maltrato por parte de su padrastro y que la exmonja era la persona con la que ella hablaba de esta situación. Refirió que Zarza le aconsejaba que no dijera nada y que esté tranquila porque ella la iba a cuidar. Afirmó que los abusos de la religiosa no eran como los de su padrastro ya que “ella era más sutil”, explicó.
A. M. M. S. contó que su mamá la llevaba a la parroquia con frecuencia porque un tío suyo era cura en esa congregación. A raíz de eso entablaron contacto con las monjas y con Zarza en particular. “Mi mamá me dejaba al cuidado de ella. Yo le decía tía Magda. Mi padrastro no me dejaba tener amistades. Zarza era la persona con la que yo hablaba”, manifestó la denunciante.
Acerca de los abusos, la joven refirió que los tocamientos ocurrieron en Lumbreras, en una oportunidad que Zarza la llevó de viaje a ese lugar. Y los otros hechos se dieron en los baños públicos y en un salón multiuso de la parroquia. En todas las oportunidades ambas estuvieron solas. “Ella me tocaba con el pretexto de higienizarme bien. Me decía que me quería cuidar porque me tenía cariño”, añadió. La denunciante sostuvo que la última vez que ocurrió ella tenía 8 o diez años. Luego no la volvió a ver por mucho tiempo porque Zarza se fue de viaje. A los 11 años, la encontró de nuevo en la parroquia pero su trato hacia ella ya no era el mismo: “Me ignoraba. Pensé que yo había hecho algo mal –dijo-. Al poco tiempo nos fuimos a vivir a otra provincia”.
Sobre los motivos que la llevaron a radicar la denuncia, A. M. M. S. contó que en diciembre de 2016 estaba con su novio en casa de unos amigos y en la televisión comenzaron a pasar una entrevista a Zarza. Dijo no recordar bien qué es lo que la exmonja dijo en esa oportunidad, pero ella se puso a llorar. Luego comprendió que, al escucharla, revivió los abusos que había sufrido en su infancia. Explicó que su pareja le sugirió que hiciera la denuncia para cerrar ese ciclo. En ese momento tenía 18 años de edad.
En la entrevista mencionada, Zarza denunciaba públicamente presuntos abusos sufridos por ella a manos del padre Agustín Rosa, fundador del Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista.
Acerca de la relación entre su tío cura y el padre Rosa, A. M. M. S. afirmó que ambos eran amigos por ser de la misma congregación. Además, su tío era de los sacerdotes más antiguos, añadió.
Para la primera jornada de la audiencia estaba prevista además la comparecencia de miembros de la Parroquia de la Santa Cruz y de un licenciado en Criminalística. El juicio se extenderá hasta el 6 de noviembre.