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Juicio contra el finquero alemán: el imputado tendría un perfil “psicópata”

El informé psicológico realizado sobre Hartmut Torsten Theobald indica que tiene indicadores de impulsividad, una permanente necesidad de mantener el control de la situación y una tendencia al ocultamiento.

Juicio contra el finquero alemán: el imputado tendría un perfil “psicópata”

Con la declaración de cuatro testigos se desarrolló hoy la quinta jornada del juicio seguido contra Hartmut Torsten Theobald (48), un agricultor y ganadero imputado por los delitos de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Ramón Ignacio Casas (56), y por tentativa de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Benito Soraire (70). Los hechos ocurrieron en octubre de 2018.

Los jueces de la Sala VII y las partes escucharon el testimonio de dos peones rurales que trabajaron en la finca “El Salto”, propiedad del imputado alemán. Uno de ellos, Daniel Casas, es además sobrino de Ramón “Pantera” Casas, el puestero que falleció a raíz de la ingesta del pesticida que le habría suministrado el acusado. El joven contó que trabajaba por temporada en la finca de Theobald, ayudando a su tío a juntar la hacienda. “Marcábamos y vacunábamos a los animales. Yo además macheteaba, arreglaba alambrados y juntaba el alfa”, detalló.

Durante su estadía en “El Salto”, el testigo residía junto a su tío. Acerca de su rutina en la finca, relató que el patrón les llevaba semanalmente la mercadería y la carne. Generalmente iba a la pieza que ocupaban cuando ellos no estaban. Dejaba la carne colgada y se iba. Su horario de trabajo era de 7 a 12 y de 14 a 18. Indicó que no tenían luz ni agua. Tampoco baño ni camas. Solo contaban con unos colchones que apoyaban sobre tachos o cajones. Al agua la juntaban de una vertiente que bajaba del cerro. Cocinaban a leña, en una galería. A la carne la hacían charqui para que les durara.

Daniel Casas refirió que su tío trabajaba para Theobald desde hacía unos cinco años pero no estaba “en blanco”, y que se lo había reclamado a su empleador. Dijo que la relación entre ambos no era buena: “Pantera me contaba que lo cruzaba al patrón en el tractor y no le decía ni buen día”, comentó.

Hoy también declaró Hugo Chaile, otro trabajador rural que cumplió tareas en “El Salto” y conoció a las dos víctimas de la causa. El testigo dijo que solía ir a la finca para cargar porotos. “Ahí me hice amigo de Soraire. Tenía una piecita. Él contó un día, cuando estábamos en un negocio en General Güemes, que el patrón le había dado carne con veneno. Dijo que él le dio un poco al gato y que el animal empezó a tirar espuma por la boca. A Casas lo conocía porque me lo cruzaba en la finca y también porque era vecino de mi suegro, en Güemes”, sostuvo Chaile.

Entre los testigos que comparecieron también estuvo la licenciada Natalia Colombo, del CIF, quien tuvo a su cargo la pericia psicológica de Hartmut Torsten Theobald. Refirió que, durante las entrevistas, el imputado se mostró colaborador y predispuesto. En relación al hecho, la profesional comentó que resultó llamativa la afirmación de Theobald acerca de que “estaba detenido por su propia voluntad porque quería prestar colaboración en la causa”.

La testigo sostuvo que el imputado presenta características de una personalidad psicopática. Precisó que tiene indicadores de impulsividad, una permanente necesidad de mantener el control de la situación y una tendencia al ocultamiento. Dijo que se presenta como una persona afable pero con el objetivo de lograr sumisión en los otros y de sacar beneficio. Remarcó que el acusado tiene tendencia a torcer la realidad para sacar provecho y que carece de empatía.

Consultada por la fiscalía, la psicóloga aclaró que una característica del psicópata es que organiza y planifica antes de llevar a cabo sus acciones.

Colombo también fue consultada acerca de un informe victimológico realizado sobre Ramón Casas. Explicó que se trata de un estudio tendiente a analizar el nivel de riesgo y vulnerabilidad de una persona. En este caso, se concluyó que no había nada en el puestero que indicara que tuviera una personalidad de tipo depresiva o suicida. Afirmó que, por el contrario, la víctima tenía una personalidad bien estructurada, con capacidad de exponer su vida emocional.

El informe expuso que Ramón Casas fue una víctima de alto riesgo pero por sus hábitos y condiciones de vida, por su aislamiento físico y por la soledad en la que transcurría la mayor parte de sus días.

La profesional aseguró finalmente que la muerte de Casas fue de gran impacto para su familia, ya que era un papá muy significativo para todos sus hijos.

El tribunal está integrado por los jueces Francisco Mascarello (presidente), Paola Marocco y María Livia Carabajal. La audiencia se reanudará el lunes, desde las 9.