Sección: Policiales

Atención

Abusó sexualmente de su compañera de bachata, y luego la dejó tirada en la calle

El sujeto fue condenado a prisión.

Abusó sexualmente de su compañera de bachata, y luego la dejó tirada en la calle

Un sujeto de 41 años fue condenado a prisión por abusar sexualmente de una mujer a la que conoció en una clase de bachata.

El juicio se llevó a cabo en la Sala III y fue presidido por el juez Pablo Farah.

El imputado fue condenado a cinco años de prisión efectiva por resultar autor de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización. Se ordenó su inmediato traslado a la cárcel penitenciaria local y la extracción de muestras de ADN para su inscripción en los Bancos de Datos Genéticos.

La víctima relató que el 11 de noviembre del año pasado concurrió a un gimnasio para tomar una clase de salsa y bachata. Entre los alumnos se encontraba el imputado, a quien recién conocía y con quien intercambio pocas palabras.

La damnificada refirió que al finalizar la clase se dispuso a ir a la parada del colectivo. Pero al consultar la aplicación de Saeta advirtió que no lo alcanzaría si iba caminando. En ese momento vio que el acusado se retiraba en una moto negra y le pidió si podía acercarla hasta una parada ubicada cerca del teleférico. Él accedió y, en el trayecto, le preguntó si quería tomar una cerveza. La mujer aceptó y fueron a un bar ubicado en Ituzaingó y Corrientes. El sujeto pidió cerveza. A partir de ese momento, la denunciante perdió la noción de todo. Cerca de las 4 de la madrugada fue encontrada por su madre: estaba inconsciente, afuera de su casa.

Su mamá le contó que durante la noche la había llamado varias veces y que, como a las 4, atendió un hombre que le avisó que “había una mujer tirada en el suelo” y le indicó el lugar exacto, que era precisamente la dirección de su casa. Cuando bajaron a auxiliarla, su hermano alcanzó a ver que un hombre se retiraba en una moto negra.

Sus familiares la trasladaron al Hospital San Bernardo donde quedó en observación hasta la tarde. Al volver a su casa y se sacó la ropa vio que tenía marcas moradas (“chupones”) en el pecho y en el cuello, y hematomas en las piernas. Al pasar las horas comenzó a sentir dolores en el sector de la vagina. Entonces entendió que algo malo le había pasado.

La víctima señaló que el acusado sabía donde vivía porque ella se lo había comentado durante la charla.

El sujeto brindó versiones contradictorias acerca de lo sucedido una vez que él se retiró del bar. Durante la investigación se detectó la presencia de su ADN en la ropa interior de la víctima.