Este lunes comenzó la etapa final del juicio a José Alperovich, con los alegatos de la querella, integrada por los abogados Pablo Rovatti y Carolina Cymerman, quienes pidieron 22 años de prisión para el exgobernador de Tucumán, acusado de nueve hechos de abuso sexual. Además, solicitaron que quede detenido con prisión preventiva en caso de ser condenado. La fiscalía, en tanto, pidió 16 años y seis meses de cárcel. De igual manera, pidió que tenga custodia policial y sea controlado con tobillera electrónica hasta el día del veredicto. El juez avaló que se quede con vigilancia hasta el miércoles que son los alegatos de la defensa, pero sin la necesidad de la tobillera.
Ahora es el tribunal quien deberá resolver si el exgobernador puede regresar a Tucumán o si tiene que permanecer en Buenos Aires vigilado por una custodia del Poder Judicial hasta la sentencia.
“En este juicio pudimos acreditar que Alperovich es culpable de todos los hechos denunciados. Pedimos que se lo juzgue bajo la calificación de abuso sexual con acceso carnal reiterado en seis oportunidades, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante”, expresó Rovatti. Para la querella, “los hechos 1, 3 y 5 configuran un solo hecho”.
La fiscalía mantiene la imputación que se hizo en la elevación a juicio, con la calificación de abuso sexual agravado por acceso carnal en seis oportunidades, y por haber cometido al menos tres hechos de abuso sexual, dos de ellos en grado de tentativa. Todo en concurso real, es decir, se debe considerar la pena por separado. Toma como agravantes el sometimiento, la asimetría de poder y la autoridad que tenía como funcionario público, además del deterioro físico y psicológico.
“La voz de la denunciante y su palabra van a cobrar vida”: el extenso alegato de la querella
Cymerman fue la primera en exponer sus argumentos y, en poco más de cuatro horas de exposición, aseguró: “Durante todo el debate pudimos acreditar que Alperovich cometió múltiples hechos de abuso sexual”.
La letrada, que integra la acusación también junto a Esteban Galli, contó que los supuestos abusos que se le imputan “son de variadas naturalezas y ocurrieron en domicilios de Buenos Aires y Tucumán. También en los automóviles de Alperovich en los traslados a distintas visitas en la provincia”.
“Para dar mis argumentos, voy a tomar el testimonio de la víctima, que representan una prueba de cargo fundamental en casos de violencia sexual. El acusado llevó a cabo durante todo este tiempo una brutal campaña de desligitimación de la denuncia”, sostuvo.
“Yo creo que en este lugar, la voz de la denunciante y su palabra van a cobrar vida. Ella, que declaró por más de 5 horas, con un embarazo avanzado, aportó precisiones y detalles del hecho, algunos escabrosos, mientras que el acusado pretendió instalar que se trató de un relato armado”, agregó la abogada.
Cymerman dio detalles pormenorizados del testimonio de la denunciante, relató lo que vivió entre los años 2017 y 2018, y desacreditó los dichos de Alperovich durante su declaración de la semana pasada.
“La denunciante aseguró que a ella le ofrecieron integrar el equipo de campaña y esto no coincide con el relato del acusado que dijo que fue ella la que se acercó a su hija Sarita para pedirle sumarse al equipo. Fue durante un evento, en un encuentro casual, que le pidieron incorporarse”, explicó.
“Ella trabajaba en la administración pública y Alperovich le dijo que no podía estar en ambos espacios. Entonces, le preguntó a su papá si podía ir a trabajar con él, y le respondió: sos boluda, andá, si es tu tío. La sangre no se hace agua. Por eso, decidió sumarse, por la confianza del vínculo familiar, aunque no habían tenido contacto previo”, confió.
“La víctima se sintió en familia, entró en confianza, sintió que el espacio era seguro. Lo siniestro aparecería unos días después, durante un viaje a Buenos Aires, a donde ella fue con la ilusión de progreso profesional, pero Alperovich borró todo de un plumazo. Ella siempre tuvo en claro sus intenciones, él también y era someterla sexualmente”, agregó.
Según la querella, los hechos se repitieron en un domicilio de Tucumán, alguno de ellos de gravedad, y también en los autos particulares con los que Alperovich hacía visitas en distintas ciudades de la provincia.
Por más de cuatro horas, Cymerman hizo un recuento de los testigos que pasaron por el Tribunal Oral en lo Criminal N°29 de CABA, entre ellos la ginecóloga que constató lesiones sexuales en la denunciante, la psicóloga que advirtió “secuelas traumáticas”, los extrabajadores de audiovisual de la campaña que confirmaron las actitudes machistas por parte del acusado, y también mencionó las declaraciones de los familiares de ambas partes.
Tras ello, tomó la palabra Pablo Rovatti, otro abogado que integra la querella, y desacreditó el descargo que Alperovich durante su declaración la semana pasada, cuando decidió hacer uso de la última palabra y aseguró que se trataba de “una denuncia armada”.
El letrado también enumeró las pruebas que se presentaron en favor del imputado, las refutó, y mencionó a los testigos que están acusados de falso testimonio, David Cayata, Carlos Frías y Victor Decataldo, quienes habrían intentado beneficiar al acusado.
Tanto Rovatti como Cymerman cuestionaron duramente a las peritos de parte que analizaron psicológicamente a la denunciante, y pidieron elevar un informe al Ministerio de Salud para evaluar las actuaciones en el juicio. “Fallaron en su rol como peritos e incurrieron en una grave falta ética profesional”, dijo el abogado.
Al cierre de los alegatos, el pedido de la querella fue de 22 años de prisión: “Alperovich es culpable de todos los hechos denunciados. Pedimos que se lo juzgue bajo la calificación por abuso sexual con acceso carnal reiterado en seis oportunidades, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante”, expresó Rovatti.
“Hubo sometimiento por parte del acusado hacia su sobrina y excolaboradora, a quien abusó sexualmente en reiteradas oportunidades, y su conducta posterior a los hechos, para humillarla y deslegitimarla, fue grave. También abusó de su enorme poder como gobernador y senador. Todos son agravantes y no hay nada para valorar como atenuante”, acotó.
“Patriarcal y mandón”, así describió el fiscal a José Alperovich
El turno de los alegatos de la fiscalía llegó a las 17.30, cuando Sandro Abraldes tomó la palabra y realizó su exposición mediante una serie de diapositivas. Para relatar los nueve hechos de abuso sexual que se le imputan a José Alperovich, mostró imágenes, videos, audios y múltiples elementos probatorios que se ventilaron durante los tres meses de debate.
“El acusado, cuando vio a la denunciante, decidió que debía sumarla a su equipo político porque le generó un gran impacto su belleza física. Con una actitud patriarcal y mandona, Alperovich ejerció su poder y puso en una posición asimétrica a la víctima”, expresó en su alegato.
“En este juicio, respaldamos con las pruebas suficientes todas las acusaciones en cuestión y pudimos hacer una reconstrucción de los hechos. El relato de la víctima fue consistente y persistente en el tiempo. No usó la denuncia políticamente, se resguardó, no buscó un cargo, ni se expuso en los medios como pretende imponer el acusado”, manifestó. Y agregó: “El argumento de la defensa no puede ser sostenido, en cambio, el relato de la víctima se puede comprobar con pruebas fácticas”.
Abraldes descartó por completo que la denuncia haya sido un “complot” contra del exgobernador, como lo dijo en su declaración, y opinó: “Su defensa no puede ser acusar a la víctima de que quería un puesto en la lista de campaña pero, como no se lo dio, ella decidió tomar venganza y someterse a todo este proceso penal, con todo el nivel de exposición que implica. Es poco creíble”.
El fiscal cuestionó el silencio de su entorno, sobre todo el de su hija Sara y su secretaria en el Senado, Beatriz Mirkins. También criticó a sus colaboradores, como custodios y asesores políticos, a quienes tildó de “aplaudidores y defensores seriales”.
Los alegatos de la defensa, encabezada por Augusto Garrido, se llevarán a cabo el miércoles 12. El abogado sostiene que no hay pruebas suficientes que respalden la denuncia y buscará la absolución de Alperovich, próximo a cumplir 70 años.
En tanto la fiscalía, como se mencionó más arriba, mantiene la imputación que se hizo en la elevación a juicio, con la calificación de abuso sexual agravado por acceso carnal en seis oportunidades, y por haber cometido al menos tres hechos de abuso sexual, dos de ellos en grado de tentativa. Todo en concurso real, es decir, se debe considerar la pena por separado. Toma como agravantes el sometimiento, la asimetría de poder y la autoridad que tenía como funcionario público, además del deterioro físico y psicológico.