Las fuerzas federales están a un paso de empezar a usar las pistolas de descarga eléctrica. A través de una resolución publicada en el Boletín Oficial, el Gobierno informó que compró las primeros 100 unidades.
Se trata de pistolas Taser del modelo X 26, a las que se le suman 1000 cartuchos operativos y 600 de práctica. La compra fue realizada a la empresa AXON y representó un desembolso de 5.285.000 pesos para el Estado.
Cada uno de los dispositivos costó 862 dólares, aunque en el Gobierno indicaron que "las compraron por la mitad del precio inicial". Es que en marzo, durante el anuncio, la cotización estimada había sido de 1.663 dólares cada una.
La adquisición había sido anunciada en mayo y después de una "licitación pública internacional" se efectuó la operación con la empresa AXON, que se adjudica la presencia en 100 países del mundo.
"La empresa tiene un plazo máximo de 60 días para enviarlas y a partir de esa entrega las Taser estarán en la calle", confirmaron en el Ministerio de Seguridad. Tienen tiempo hasta el 14 de septiembre, pero podría ocurrir antes.
El Gobierno nacional oficializó el uso de las pistolas eléctricas el 2 de abril, cuando se publicó en el Boletín Oficial la resolución que habilita a las fuerzas para emplearlas. En mayo, las capacitaciones sólo habían sido para Grupo Halcón, una unidad especial de la Bonaerense. Las fuerzas federales, que ahora contarán con estos 100 dispositivos, "ya empezaron a capacitarse", informaron.
El decreto indica, entre los considerandos, que "la Ley Nacional de Armas y Explosivos determina que las armas electrónicas que solo produzcan efectos pasajeros en el organismo humano sin llegar a provocar la pérdida del conocimiento, están contempladas taxativamente dentro de la Categoría de 'Armas y Municiones de Uso Civil'".
Sin embargo, organismos de Derechos Humanos rechazan su utilización y presentaron distintos recursos ante la Justicia para frenar su uso. Algo que no prosperó.
La Ciudad de Buenos Aires había anunciado que se sumaría este equipamiento a la Policía porteña, algo que por lo pronto desestimaron en la Bonaerense.