El consumo masivo volvió a caer durante marzo, según los datos de la consultora Scentia, que indican que la variación negativa fue del 7,3% interanual en supermercados. El fenómeno ya es transversal a todos los canales: se desploman también los mayoristas, los autoservicios y hasta las farmacias. Producto de la pérdida de poder adquisitivo, las ventas no encuentran piso y golpean un pilar clave para el plan económico: la imagen del presidente Javier Milei. El índice de confianza en el Gobierno cayó 4,4% según la medición de la Universidad Torcuato di Tella.
Los representantes de las grandes cadenas están preocupados. No hay ninguna oferta, promoción o congelamiento que logre atraer a los clientes. “No hay plata”, el mantra repetido por el Presidente, se trasladó de facto a los consumidores que se achican en productos que a priori deberían tener cierta inelasticidad en la demanda: alimentos, bebidas, artículos de higiene y limpieza.
El último relevamiento de la consultora Scentia describe un escenario dramático para el sector de retail. Las ventas en supermercados se desplomaron un 7,3% interanual, en las bocas mayoristas un 10% y en las cadenas de farmacias un 20,2%. Nada de esto fue compensado por los autoservicios independientes, que en el mismo período también registraron una caída, en este caso del 7,6%.
Según la teoría del ministro de Economía, Luis Caputo, las personas no están convalidando los altos precios fijados por los empresarios. Pero la caída es transversal a todos los canales y también a cada uno de los rubros. Todas las categorías del consumo masivo muestran bajas: alimentación 2,2%, bebidas con alcohol 13,1%, higiene y cosmética 11,2%, limpieza y ropa del hogar -6,1%.
No se trata de bienes suntuarios o de compras postergables, lo que da cuenta del proceso de pérdida del poder adquisitivo que se agravó desde diciembre. La caída en un producto indispensable para las familias como la leche fue del 20% en el primer trimestre. No sabe a boicot.
Confianza que empieza a ceder
El humor de la sociedad por ahora aguanta. La pregunta es hasta cuándo. Con una administración con escasa fuerza parlamentaria y nula presencia en los gobiernos distritales, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Wening, consideró al apoyo social como un pilar central para la sostenibilidad del plan económico.
La presentación que realizó el número dos de Santiago Bausili en Washington celebró el acompañamiento de la sociedad: “Luego de 4 meses de gobierno, la confianza en la gestión de Milei sigue siendo elevada, como suele ocurrir después de una elección”, dice el texto que fue presentado ante inversores.
Pero en las últimas horas la Universidad Torcuato di Tella publicó la evolución mensual del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que mostró una caída del 4,4% en abril. Según el relevamiento, la confianza actual es 9,9% menor al de la medición de abril de 2016 al comienzo del mandato de Mauricio Macri y está 25,4% por debajo de la de abril de 2020 con Alberto Fernández.
Según el informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad di Tella, la variación del ICG fue negativa en cuatro de sus cinco componentes: evaluación general del gobierno, preocupación por el interés general, eficiencia en la administración del gasto público, capacidad para resolver problemas. Solo mostró un repunte en la consideración de la “honestidad de los funcionarios”.
La luna de miel comienza a agotarse al ritmo de la caída del ingreso y el empleo. El mismo relevamiento muestra que las perspectivas económicas empeoraron entre los encuestados. El grupo de personas que creen que la situación económica mejorará dentro de un año cayó un 2%, lo mismo que quienes creen que se mantendrá igual. Lo que se incrementó un 5% es la porción de pesimistas, que creen que empeorará.