El Gobierno celebró la inflación de 2,7% de octubre por tratarse de la más baja desde noviembre de 2021. Sin embargo, los analistas no esperan que se quiebre el piso de 2,5% durante los próximos meses. Más precisamente, hasta abril.
Así se desprende del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que difunde el Banco Central, que establece que la inflación bajará del 2,5% recién en abril de 2025, cuando se espera que llegue al 2%. En concreto, Según las consultoras que releva el BCRA, la inflación de noviembre será de 2,9%, en diciembre se ubicará en 3,2%; en enero está en 3%; en febrero, 2,8%; en marzo, 2,8% y en abril, 2,6%.
Para intentar acelerar la desaceleración, el presidente Javier Milei anticipó que, de seguir la inflación a este ritmo, en dos meses reducirán el crawling peg del 2% al 1%. En este sentido, economistas consultados por TN aseguraron que esta iniciativa podría ayudar a acentuar la baja de precios, pero a la vez alertan sobre los riesgos de esa estrategia. Solo a modo de ejemplo, para lograr la inflación del 18% que el Gobierno proyectó en el Presupuesto 2025, el IPC mensual debería ser de 1,4%.
Para forzar una inflación todavía más baja, el ministro de Economía, Luis Caputo, podría utilizar no sólo el tipo de cambio, sino también las tarifas. Así lo describió Lucio Garay Méndez, analista de Eco Go: “Si el Gobierno quisiese seguir por este camino para que, en el corto plazo, la inflación siga desacelerando fuertemente, podría atrasar precios regulados, bajar el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial o llevar a cabo una política fiscal más contractiva que reduzca el ritmo al que suben los precios”.
Sin embargo, Garay Méndez también remarcó que “forzar la inflación a la baja muy rápido no está libre de costos”. Por ejemplo, mencionó que bajar el crawling peg puede perjudicar el tipo de cambio real multilateral, en un contexto donde la devaluación de Brasil no es inocua. “Hacer todo por bajar la inflación este año implicó un ajuste fiscal muy fuerte, postergar algunos meses la corrección de precios relativos en regulados y también resignar dólares en las reservas, dado el esquema blend y la intervención en la brecha”, agregó.
En la misma línea, Claudio Caprarulo, director en Analytica, mencionó: “La baja del crawl en el corto plazo facilitaría la profundización del sendero decreciente de la inflación. Pero es central también ponderar la sostenibilidad de la estrategia, dado que ya se registra déficit de cuenta corriente cambiaria, en un contexto donde el acceso al financiamiento externo sigue vedado”. Sólo entre junio y septiembre se fueron por esa cuenta US$4000 millones y se espera que se profundice por el turismo, de cara a la temporada de verano.
Federico González Rouco, economista de Empiria, enumeró también los riesgos de esta estrategia hacia el futuro: “Si se percibe que se está acumulando atraso, eso empieza a generar expectativa de devaluación, y eso empieza a afectar la brecha en algún momento. Eso es otro factor de piso de inflación, si el tipo de cambio oficial deja de ser percibido como variable de costos. Hoy por hoy el crawling a un punto le pone un piso a la inflación, pero al mismo tiempo, como el crawling es compatible y actúa como un instrumento del cepo o convive con el cepo, también va a tener un piso medio natural hasta que se disipe toda la incertidumbre por la salida del cepo. Entonces, por un lado sirve, pero al mismo tiempo es contraproducente en el mediano plazo. En el corto puede funcionar, pero en el largo es un problema también”.
Según Kevin Sijniensky, economista jefe de Econviews, el anticipo de Milei de bajar el ritmo de devaluación mensual al 1% podría ayudar a bajar la inflación: “El programa del Gobierno tiene un componente fiscal muy fuerte, pero vemos que el ancla nominal es cambiaria”. En ese sentido, mencionó que los bienes ya corren al 2%, mientras que los servicios todavía se mueven por encima del 4%.
En este sentido, la expectativa es que Caputo, junto con la nueva secretaria de Energía, con la que trabaja más en equipo que con su predecesor, postergue algunos aumentos de servicios públicos. Sobre este punto, Sijniensky opinó: “Ya vimos que postergaron audiencias para aumentos en electricidad. Si los números fiscales los siguen acompañando, quizá puedan continuar haciendo estas cosas para reducir gradualmente la inflación en servicios, lo que llevará más tiempo”.
De hecho, compañías del sector energético afirmaron que creen que la revisión quinquenal tarifaria, que debía estar lista para fin de año, posiblemente se postergue. En la práctica, esto le permite a Caputo mantener las subas de manera discrecional.
También en el Centro de Estudios Económicos del Banco Provincia señalaron que las tarifas son un factor clave para ver qué pasará con la inflación: “Hacia adelante, será fundamental que se mantenga la calma cambiaria, tanto en el tipo de cambio oficial como en el paralelo, para que no suba el dólar exportador (siempre que no se elimine el blend) y que el Sector Público Nacional siga utilizando el margen fiscal que ganó en la primera parte del año para moderar las actualizaciones tarifarias”.
Finalmente, Haroldo Montagu, de la consultora Vectorial, sumó la variable vinculada con la actividad económica y el impacto en las reservas: “Si bien hay algún signo de repunte, todavía está en niveles muy bajos. Si el año que viene la economía retoma una senda de crecimiento pronunciada, dado que tanto el FMI como el presupuesto prevén un 5%, eso también empujaría la demanda de dólares e importaciones. Un aumento de importaciones y vencimientos de deuda el año que viene podría implicar una menor cantidad de dólares para que el Gobierno pueda mantener la inflación controlada”.