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Aseguran que crecen las diferencias y tensiones dentro del Gobierno de Milei

Tras lo ocurrido en el Senado, ahora hay varios reproches contra Villarruel

Aseguran que crecen las diferencias y tensiones dentro del Gobierno de Milei

Hace apenas 48 horas que la Cámara de Senadores se triplicó el sueldo con el silencio y la presencia del bloque libertario en el recinto. El Presidente se apuró en tuitearlo como un escándalo. Ya se sabe que uno de sus senadores había firmado el proyecto de resolución (y después se arrepintió), que ningún senador de La Libertad Avanza se horrorizó, que nadie se tomó el trabajo de contar cuántos habían levantado la mano y que si quedaba alguna duda, la saldó la Vicepresidenta cuando otra vez contradijo a Javier Milei -que denunció a la oposición por el aumentazo- aclarando que todos habían estado de acuerdo en tratarlo.

¿Alguien le había avisado al Presidente? “No. No sabíamos”, juran en el primer piso de la Casa Rosada, la zona donde el minúsculo entorno del poder administra todos los conflictos. Es jueves al anochecer y se nota el agotamiento. A esta hora, más que el aumento, el asunto es la sobreexposición de ese vínculo aceitoso entre el Presidente y su Vice. Sobre todo cuando ella muestra en público la fatiga que le produce el ataque de los trolls oficialistas. Fuego amigo cruzado.

La estrategia de la Rosada de encapsular la libertad de expresión que ostenta Villarruel, ignorar su posición autónoma para no alimentar su figura, parece no terminar bien nunca. Por momentos, es una escena que se llena de ironía. Un dirigente libertario escuchó al Presidente nombrarla como “bicha cruel” (en lugar de Villarruel). Se ríe Milei cuando lo dice porque sabe que a ninguno de los dos les servirá romper. ¿Ella tampoco le avisó sobre la crisis del autoaumento? El jefe de bloque del oficialismo, Ezequiel Atauche, aseguró a TN que se lo adelantaron a través de un ministro. ¿A quién creerle?

“Subamos sin superar lo que gana Adorni”, sugirió irónicamente un senador opositor ayer en la previa a la sesión cuando tomaron la decisión final del mecanismo que iban a utilizar para aumentarse el sueldo hasta llegar a los 7 millones de pesos brutos. No le faltó verdad: en mano, son 4.5 millones de pesos, una cifra similar a la del vocero presidencial, Manuel Adorni, que esta semana escaló su rango a Secretario de Estado y por lo tanto, mejoró naturalmente sus ingresos.

El Gobierno empieza a entrar en la trampa de la gestualidad. Diputados y Senadores no quedaron calmos después de que les retrotrajeran los aumentos. La prueba se vio ayer. Algunos aseguran que no les alcanza para pagar las cuentas de su vida cotidiana. Algo similar pasa en muchos cargos del Ejecutivo. Muchísima demanda salarial contenida. O casi.

No es exactamente lo mismo pero en YPF -con mayoría estatal-, tampoco sintieron que ganan sueldos competitivos. La compañía tiene en su directorio al jefe de Gabinete, Nicolás Posse y a su número dos, José Rolandi. Ellos eligieron ese salario en lugar del que les corresponde por el cargo público. Es razonable. Son sueldos de escala privada de empresa de primera línea. Sin embargo, en el acta de la reunión de directorio del 5 de abril, que es pública y está subida a la web, consta que, amparados en el informe de una consultora que les habría relevado los salarios de mercado de compañías de ese tamaño, solicitan a la asamblea de accionistas que apruebe esta próxima semana subir el presupuesto de honorarios de 2 billones a 10 billones de pesos. Un desconocimiento de la licuadora.

El mecanismo

Hace 48 horas internaron a Marcela Pagano, la diputada libertaria que asumió la comisión de juicio político en la Cámara de Diputados. Mientras leés esta columna, continúa en observaciones. La razón que su entorno explica para esta crisis de salud es una presión política desmesurada de su propio jefe, el presidente de la Cámara, Martín Menem y de su propio entorno, la compañera de bancada, Lilia Lemoine.

Alrededor de Pagano hablan de espionaje y extorsión de orígenes oscuros en el menú de opciones que le sirvieron para mostrarle el camino a seguir: ella ofreció reunir a la comisión y renunciar a presidirla. La respuesta fue que no. Debía negar la constitución de ese órgano que se produjo el jueves pasado con la firma del resto de los diputados, tres de ellos expresidentes de la Cámara como Emilio Monzó, Cecilia Moreau y Leopoldo Moreau.

Es una comisión que nunca trabaja demasiado salvo en casos de altísima crisis política como podría ser juzgar a un Presidente. Esta era una crisis destinada a ser minúscula. Una desprolijidad. Posiblemente un papelón pero hasta el momento, sólo escala y nadie asegura una salida elegante.

Sale o sale

La semana que viene debería ser decisoria para la aprobación de la media sanción de la ley de Bases y el paquete fiscal.

Mientras el Senado se aumentaba el sueldo, en la Rosada pasaron el día puliendo acuerdos con los dialoguistas, agobiados por cómo, en la política, el que se cansa, pierde. Pero todos los bloques suponen que habrá una aprobación en Diputados.

Guillermo Francos ya está dedicado al poroteo en el Senado. El Gobernador Julio Zamora, de Santiago del Estero, portador siempre de una llave maestra para destrabar problemas en la Cámara Alta (aún con esta composición actual), viajó esta semana a Buenos Aires. Vio al Ministro del Interior, también se encontró con Sergio Massa y otros dirigentes peronistas.

Se muestra todavía mucho más indeciso de lo que el Gobierno quiere escuchar. “No tenemos el número todavía en el Senado “, reconoce un funcionario con responsabilidad directa en esa operación.