Sección: Legislativas

Congreso

El Gobierno en alerta porque se trabó en el Senado el tratamiento de la Boleta Única

Miembros de LLA aseguran que esto podría entorpecer el tratamiento de la Ley Ómnibus

El Gobierno en alerta porque se trabó en el Senado el tratamiento de la Boleta Única

Pasó una semana desde que el proyecto de Boleta Única obtuvo dictámenes en el Senado y el panorama para su aprobación sigue siendo complicado. Las trabas que encontró la iniciativa electoral despertaron alertas en la Cámara Alta sobre el escenario que podría esperarle eventualmente a la Ley Ómnibus, que se discute ahora mismo en Diputados, donde todavía debe pasar una prueba de fuego.

Victoria Villarruel, pese a estar formalmente a cargo del Ejecutivo por el viaje de Javier Milei, se concentra en la agenda parlamentaria. En su entorno aseguran que mantiene diálogo constante con los distintos bloques parlamentarios para intentar destrabar la aprobación de la Boleta Única. En los bloques opositores son menos optimistas.

La semana pasada, La Libertad Avanza, el PRO, la UCR, Cambio Federal (exsenadores de JxC y legisladores ligados a gobernadores), Unidad Federal (peronismo disidente) y Por Santa Cruz (dos senadores que responden al mandatario de esa provincia) firmaron un dictamen de mayoría para tratar el proyecto sin cambios como fue aprobado hace ya un año y medio en Diputados. Este grupo, en una eventual votación en el recinto, podría juntar 36 senadores.

Pero la senadora Mónica Esther Silva, que responde al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, elaboró un dictamen con modificaciones, para que la boleta única sea por categorías y se elimine la posibilidad de votar boleta completa, como establece el texto original, que perjudicaría a fuerzas provinciales en las elecciones nacionales. El problema es que si el proyecto recibe cambios, debe regresar a Diputados, donde en el contexto actual podría quedar otra vez cajoneado.

El dictamen de Silva fue acompañado, en una jugada sorpresiva, por Unión por la Patria -que directamente rechaza que se debata el proyecto en este momento- y por el Frente Renovador misionero (dos senadores que responden al gobernador de esa provincia, o más bien al jefe provincial del espacio, el exmandatario Carlos Rovira). Este grupo, en una eventual votación en el recinto, también podría juntar 36 senadores.

Como se trata de una reforma electoral, que requiere mayoría absoluta de 37 senadores (mitad más uno de los miembros de la Cámara) ninguno de los dos dictámenes podría prosperar en una votación en el recinto.

“Hoy estamos en 36 y medio, hay algo de luz por el lado misionero. Se está conversando, pero por ahora difícil”, resumía un senador de LLA, donde reconocen que incluso con 37 votos asegurados podría ser muy riesgoso realizar una sesión en la que cualquier baja supondría una derrota política.

“Nosotros, más de lo que hicimos para conseguir la mayoría contra el kirchnerismo para la elección de autoridades y la conformación de las comisiones, no podemos hacer. Que se caliente un poco el Gobierno y el oficialismo si de verdad quiere, que después son los que salen de los diarios si hay un triunfo acá en el Senado”, señalaba un senador de la UCR.

Un discurso muy parecido sostienen legisladores del PRO y otros ex Juntos por el Cambio, donde también hay quienes advierten de la necesidad de explorar, tal vez, una negociación por modificaciones que también pueda garantizar luego su aprobación en Diputados.

Sin contar al PJ-K, que busca resistir cualquier proyecto oficialista, como los otros tres senadores que firmaron el dictamen con cambios responden a mandatarios y fuerzas provinciales, en la oposición colaborativa advierten que debería ser el Ejecutivo el que active una negociación con esos gobernadores.

“Tiene que haber una estrategia política de parte del Ejecutivo, con el ministro del interior, Guillermo Francos, incluido, no depende de nosotros ya. Y esto vale para Ley Ómnibus y para el DNU. Los gobernadores te hacen valer un peso en el Senado mucho más importante que lo que parece el número a simple vista: uno solo senador hoy es clave”, señala una importante senadora opositora.

Boleta Única: ¿Una señal de alerta para la Ley Ómnibus?

La discusión por la Boleta Única dejó en claro que la mayoría de 39 senadores que lograron todos los bloques para dejar Unión por la Patria sin autoridades de la Cámara Alta y en minoría en las comisiones, aunque fue un logro político y una buena señal para el Gobierno, sigue siendo circunstancial y el oficialismo deberá negociar ley por ley con la oposición.

La última semana, la atención de la política estuvo en Diputados, donde el Ejecutivo busca un dictamen para el paquete de reformas conocido como Ley Ómnibus. En general, es poco común que haya trabajo coordinado entre los bloques de ambas cámaras parlamentarias sobre un proyecto que se está debatiendo en una de ellas, pero las olas de ese debate llegaron al Senado.

Así, por ejemplo, las organizaciones y sectores “afectados” por el megaproyecto que venían manteniendo encuentros con los bloques opositores en Diputados, ya empezaron a tener reuniones con los bloques del Senado.

Cómo quedó demostrado con la Boleta Única en el Senado, donde los números son tan justos que dos legisladores pueden cambiar una votación y donde el oficialismo solo tiene 7 de los 37 necesarios para el quorum, los gobernadores provinciales tienen especial influencia en lo que sucede en la Cámara Alta.

“La mayoría de 39 fue para que el kirchnerismo no desestabilizara el Senado; el resto es construcción todos los días”, advierten en el PRO. “Lo que pasó con la BUP es una alerta, hay que ver cómo viene masticada desde Diputados la Ley Ómnibus, pero ya deberían tener en cuenta como es el panorama acá”, advertían en la UCR.

“Los gobernadores ya están presionando en Diputados. Conversan entre sí, fíjate lo que sucedió con el tema de la pesca o las señales de las provincias petroleras. Si afectan, por ejemplo con las retenciones, a las economías regionales, ya es muy difícil que salga en Diputados, pero acá es directamente imposible”, advertía un senador “federal”. Todavía sin aprobación en la Cámara Baja, la discusión parecía lejana en la Cámara Alta, pero no tanto.