Un joven de 14 años asesinó a balazos a los cinco integrantes de su familia, se trata de otra masacre que convulsiona a Estados Unidos.
La matanza tuvo lugar en el pueblo rural de Elkmont, en el norte de Alabama, en la frontera con Tennessee, donde habitan no más de 500 personas.
El lunes por la noche, llegó al 911 la llamada de un jovencito que, con voz asustada y aparentemente en pánico, explicó que estaba en el sótano y que había escuchado disparos en el piso superior de su modesta casa, cerca de una zona de familias acaudaladas, en un área residencial.
Al llegar, la policía encontró cinco cuerpos en el suelo: tres ya muertos y dos agonizando, que finalmente fallecieron al llegar al hospital. Eran el padre del joven, la madrastra y los sus hermanos.
Después de cuatro horas de interrogatorio, el adolescente confesó: fue él quien llevó a cabo la masacre. Y fue el propio adolescente quien ayudó a encontrar el arma homicida, una pistola de calibre 9mm que había arrojado lejos de la casa.
El episodio alimenta la controversia sobre la enorme propagación de armas de fuego en los hogares estadounidenses.