Las personas que se contagiaron de coronavirus tienen claro que, después de una completa recuperación, pueden comenzar a sentir algunas molestias que antes de la enfermedad no tenían. Problemas de audición y pérdida del gusto son los dos síntomas más frecuentes que persisten, según registran varios estudios.
La asociación entre infecciones y problemas del oído se conoce bien en otras enfermedades de origen viral como la meningitis, la rubeola o el sarampión. No obstante, “hay una necesidad urgente de estudios diagnósticos y clínicos cuidadosamente dirigidos para entender los efectos a largo plazo del COVID-19 en el sistema auditivo”, sugiere Ana Cofré (M.N.117.124), otorrinolaringóloga del Hospital General de Agudos doctor Teodoro Álvarez.
La médica reconoce que llegan a la consulta pacientes que luego de haber superado el COVID-19 indican una pérdida de la audición. “Manifiestan que tienen ‘como los oídos tapados’, y también se nota que aumentó el número de personas que sufre vértigo en comparación con años anteriores”, reconoce la médica avezada en gusto y olfato, cuya pérdida es otra secuela que sigue predominando.
Una inquietud a nivel mundial
La prevalencia de la hipoacusia en personas que tuvieron COVID-19 es del 7,6 por ciento. Del tinnitus (zumbido en los oídos), del 14,8 por ciento, y de vértigos, del 7,2 por ciento según concluye una revisión de 56 estudios sobre la relación entre el coronavirus y los problemas auditivos y vestibulares. El trabajo, liderado por el profesor de la Universidad de Manchester Kevin Munro y publicado en el International Journal of Audiology, se basó sobre todo en autoinformes o registros médicos más que en test de audición, que proporcionarían una mayor fiabilidad científica.
El investigador está liderando un estudio que durará más de un año sobre el impacto a largo plazo de la enfermedad en la audición de las personas que fueron ingresadas por SARS-CoV-2. No obstante, aclara que hace falta cautela, ya que no está claro que puedan ser atribuidos directamente a la enfermedad o a otros factores.
La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de la Cabeza y Cuello (SEORLCC) puso en marcha un estudio para registrar los casos de sordera súbita relacionados con el virus SARS-CoV-2 detectados en España en 2020 y 2021. “Se sabe que pueden estar originados por una infección viral, oclusión vascular o mecanismos inmunológicos”, explican los expertos y afirman que el coronavirus tiene una afectación multisistémica, pudiendo incidir sobre el sistema nervioso central y periférico.
Otro estudio publicado en abril pasado por la Asociación de Otorrinolaringólogos de India revela que los trastornos otológicos entre pacientes con COVID-19 se hacen más evidentes cada día. “Se observó que, entre un número significativo de pacientes positivos, una identificación e intervención temprana contribuyen a dar una mejor calidad de vida”, señalan los autores de la investigación.
Cofré remarca que no está claro qué casos de pérdida auditiva y tinnitus pueden atribuirse directamente al SARS-CoV-2 o tal vez relacionados con las muchas causas posibles de pérdida auditiva asociadas con los cuidados críticos, incluidas las mediaciones ototóxicas, pero recomienda “estar atentos a las señales de detección de pérdida auditiva:
ningún sonido los alerta.
la persona debe subirle demasiado el volumen al televisor o a cualquier dispositivo.
pide constantemente que le repitan algo o fingen haber entendido lo dicho.