En un escueto comunicado de la Guardia Costera aseguraron que "Se descubrió una migrante ilegal adulta que sostenía a un bebé y que indicó que estaba sangrando". La mujer fue estabilizada y trasladada a un centro de salud local, pero "lamentablemente, se encontró que el bebé no respondía", agrega la comunicación oficial.
Además desde Trinidad y Tobago, reconocieron en el texto haber "disparado a los motores" de la embarcación, aunque no su responsabilidad en la muerte del bebé.
La madre resultó herida de bala entre su pecho y la clavícula y se encontraba estable en el hospital Sangre Grande en la isla de Trinidad a la espera de un traumatólogo que confirmara la gravedad de sus lesiones.
De acuerdo con la versión de las autoridades, la embarcación que pretendía llegar a la isla embistió contra el barco de patrullaje en varias oportunidades y, "debido a que la tripulación temió por sus vidas", disparó a los motores "en defensa propia" para que se detuviera.
“Se utilizaron todos los métodos disponibles, incluido el uso del megáfono, la bocina del barco, el reflector y las bengalas, para tratar de detener la embarcación sospechosa, sin embargo, la embarcación continuó intentando evadir. De acuerdo con los protocolos estándar, a continuación se emplearon disparos de advertencia delante de la embarcación”, indicaron.
En los últimos años ocurrieron algunos incidentes en viajes de migrantes venezolanos que intentaban llegar a Trinidad y Tobago.
En abril del año pasado un bote naufragó en Boca de Serpiente, un estrecho cuerpo de agua de difícil navegación, al intentar completar la ruta hacia Trinidad y Tobago, con un saldo inicial de tres muertos y 17 desaparecidos.
Los balseros habían partido desde La Horqueta, en el oriental estado de Delta Amacuro, y naufragaron estando todavía en aguas venezolanas.
Fuente: Telam