Brasil rebasó este domingo la barrera de los 50.000 muertos por coronavirus tras registrar 632 nuevos fallecidos diarios y alcanzar 50.608 en total, a poco más de tres meses de la confirmación de la primera muerte en el país, según datos oficiales de las Secretarías regionales de Salud.
De acuerdo con los datos compilados por el Consejo Nacional de las Secretarías de Salud (Conass), el país reportó además 17.304 nuevos contagios por la Covid-19 en las últimas 24 horas, con lo que el total de infectados supera el 1,84 millón.
Esta semana Brasil registró cinco jornadas consecutivas por encima de la barrera de los 1.000 muertos, lo que confirma al país como el segundo del mundo tanto en número de víctimas como de contagios, solo detrás de Estados Unidos.
Hoy el país fue escenario de múltiples protestas y manifestaciones a favor y en contra del presidente Jair Bolsonaro, quien enfrenta una seria crisis política, entre otras cuestiones por su política frente a la pandemia.
Las cifras apuntan que el virus sigue avanzando aceleradamente en Brasil pese a que los especialistas alertan que la pandemia todavía no alcanzó su pico en el gigante sudamericano, de unos 210 millones de habitantes.
De acuerdo con los datos de las 27 Secretarías regionales de Salud del país, San Pablo, el estado más poblado de Brasil y donde viven cerca de 46 millones de personas, sigue como epicentro de la enfermedad, con 12.588 muertos y casi 220.000 casos confirmados de Covid-19, según reportó EFE.
El segundo estado más azotado por la emergencia sanitaria es Río de Janeiro, que ya contabiliza 8.875 fallecidos y se acerca a los 100.000 infectados.
Pese al creciente número de contagios, centenares de personas volvieron a ignorar las prohibiciones impuestas por las autoridades sanitarias y llenaron las playas de la "ciudad maravillosa" este domingo.
En el empobrecido nordeste brasileño, la situación más delicada se encuentra en el estado de Ceará, que alcanzó los 5.523 decesos y podría sobrepasar a Río de Janeiro en número de contagios los próximos días.
Diversos estados y ciudades brasileñas empezaron a inicios de junio su proceso de reapertura gradual de la economía, pero muchos municipios han dado marcha atrás esta semana debido al acelerado ritmo de expansión del virus.
Diversos políticos, personalidades y movimientos de la sociedad civil lamentaron las más de 50.000 muertes alcanzadas tras cuatro meses del inicio de la pandemia y poco más de tres desde el registro de la primera muerte.
El ex ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, destituido por Bolsonaro debido a las divergencias entre ambos sobre el combate de la pandemia, expresó su respeto a las víctimas y dijo que "reza" por el país.
"50.000 vidas perdidas. Mi respeto a las víctimas. Mi ex paciente llamado Brasil, rezo por ti! Quería tanto no alcanzar esta marca", expresó Mandetta en su cuenta de Twitter.
Agregó que el país debe "luchar" y mantener el "foco" y la "disciplina", así como defender la ciencia y el sistema público de salud.
"Sigamos juntos. Gobiernos pasan. Oremos!!!", matizó el ex ministro en un recado indirecto a Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la Covid-19 y duramente criticado por su apática gestión ante la pandemia.
El ex ministro de Justicia Sérgio Moro, quien renunció en marzo también por divergencias con el mandatario, igualmente lamentó la situación brasileña.
"Más de 50.000 víctimas por el nuevo coronavirus. Muy triste. Tened cuidado. Recuerdo que ya tuvimos Ministro de Salud", dijo Moro, en alusión a la destitución fulminante de dos titulares, Mandetta y Nelson Teich, de la cartera de Salud en menos de dos meses y que es comandada interinamente por Eduardo Pazuello, un general sin experiencia en el área de la salud.
Por su parte, Bolsonaro no se manifestó sobre las cifras alcanzadas y se limitó a subir una publicación en sus redes sociales en tributo a un militar que falleció tras un salto de paracaídas.
Fuente: Télam