Hace unos días, como consecuencia de la variante Delta y su capacidad para desafiar la eficacia de algunas vacunas, comenzó a plantearse la posibilidad de una tercera dosis para reforzar la inmunidad contra el COVID-19. Sin embargo, en las últimas horas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no solo echó por tierra esta iniciativa, sino que además pidió que los países con excedentes de vacunas las donen a las naciones más atrasadas en la vacunación.
“Los datos científicos no justifican por el momento esa dosis de refuerzo, que además incrementa la desigualdad en un momento en el que muchos países en desarrollo todavía no han podido inmunizar a sus poblaciones más vulnerables”, advirtió Didier Houssin, presidente del Comité de Emergencia de la máxima entidad de la salud mundial.
La semana pasada, Pfizer y su socio alemán BioNTech anunciaron que en agosto solicitarán a las autoridades sanitarias de los Estados Unidos autorización para una tercera dosis con el fin de impulsar la producción de anticuerpos y así elevar la protección ante la irrupción de nuevas variantes.
Las autoridades sanitarias de los EE.UU deslizaron la posibilidad de que algún día se necesite una inyección adicional, como ocurre con muchas otras vacunas. Es por ello que están en curso múltiples estudios para poner a prueba distintas posibilidades: una tercera dosis simple, una vacuna de una marca distinta a las dos dosis anteriores o una vacuna diseñada especialmente para proteger contra las nuevas variantes.
Sin embargo, las compañías no divulgaron datos científicos y desde el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas respondieron tajantemente que por ahora no se necesitan más dosis. En el mismo sentido, los funcionarios de la salud advirtieron que será el gobierno -y no las farmacéuticas- quien decidirá si eso cambia.
En la región, Brasil y Chile también comenzaron a evaluar la aplicación de una tercera dosis debido a estudios que señalarían una mayor endeblez de la vacuna china Sinovac (popular en esos países) frente a la variante Delta. ¿Y en la Argentina? ¿Qué opinión tienen los infectólogos?
“No hay nada comprobado en cuanto a terceras dosis”, afirmó Jorge Geffner, inmunólogo de la unidad COVID del Conicet, ante la consulta de TN.com.ar. “Acá hay que acelerar la aplicación de segundas dosis en los mayores de 40. Con Oxford-AstraZeneca y con Sputnik V, y si hay faltante de Sputnik V hay que combinar con otras vacunas. La Secretaría de Salud del Reino Unido publicó un estudio muy riguroso que sostiene que tanto Oxford-AstraZeneca como Pfizer brindan una protección cercana al 30% con una primera dosis, y que trepa por encima del 80% con dos dosis. Eso es lo fundamental”, profundizó el experto, que hace dos semanas fue convocado por el Gobierno nacional para trazar lineamientos en cuanto a la combinación de vacunas.
En sintonía con esa apreciación, Luis Cámera, otro de los infectólogos con llegada a la Casa Rosada, expresó: “Oportunamente se aconsejó que no haría falta una tercera dosis”. Y continuó: “Sí es importante completar el esquema de dos dosis porque algunas observaciones científicas hablan de una menor respuesta inmunológica de las vacunas en una sola dosis frente a la variante Delta”.
Otro de los especialistas consultados por este medio, el virólogo molecular Mario Lozano, detalló: “En la Argentina todavía no es necesaria la aplicación de una tercera dosis. Hay países como Chile y Brasil que lo están pensando por la baja eficacia de Sinovac con dos dosis, pero por ahora, las vacunas que usamos en Argentina son muy buenas incluso con la variante Delta”.
“En el Reino Unido, la variante Delta entró hace poco más de un mes y representa 9 de cada 10 nuevos contagios. Los casos diarios aumentaron más de 10 veces, generando una nueva ola. En cambio, los fallecimientos aumentaron mucho menos, lo que indica la protección de las vacunas”, concluyó.
Fuente: TN