Dormir unos minutos después del almuerzo es suficiente para que el cerebro incremente la capacidad de memoria y la fluidez verbal, según un estudio publicado en General Psychiatry.
Investigadores de China estudiaron los patrones de sueño de 2.214 adultos sanos de 60 años o más que vivían en varias grandes ciudades, incluyendo Beijing, Shanghai y Xian. Midieron sus habilidades cognitivas utilizando una variedad de pruebas de destreza mental.
De los participantes, 1.534 informaron haber tomado una siesta regular por la tarde de entre cinco minutos y dos horas, mientras que las 680 personas restantes no lo hicieron.
Los resultados mostraron que la siesta impactó de forma positiva sobre la agilidad mental de los adultos mayores, dijo el autor principal del estudio Cai Han, psiquiatra gerontólogo en el Cuarto Hospital del Pueblo de Wuhu en China.
“Este estudio encontró que una siesta adecuada es beneficiosa para el mantenimiento de la función cognitiva, por lo que animamos a los adultos mayores a tomar una siesta diaria”, dijo Han. Los investigadores no recopilaron datos de personas menores de 60 años, por lo que no se puede trazar una correlación entre la siesta de la tarde y las generaciones más jóvenes.
¿Cuánto debe durar una siesta?
“No todas las siestas son iguales y muchos factores influyen en lo útiles que pueden ser. Al comprender el papel de la siesta, se puede aprender a tomar descansos efectivos que respalden el reloj interno del cuerpo y mantengan su nivel de energía durante todo el día”, explica a Con Bienestar Celia Daraio (M.N. 77.713), neuróloga especialista en medicina del sueño.
Las siestas de cinco minutos son demasiado breves para alcanzar un sueño lo suficientemente intenso como para producir un beneficio notable. Por otro lado, dormir durante 30 minutos o más le da al cuerpo el tiempo suficiente para entrar en un sueño profundo.
“Tomar una siesta demasiado prolongada o despertarse de un sueño profundo, puede hacer que la persona se sienta ‘atontada’ hasta por una hora. Este período de somnolencia también se denomina ‘inercia del sueño’”, detalla Daraio.
Según la experta, la mejor siesta, en la mayoría de las situaciones, es aquella que es lo suficientemente larga como para ser “renovadora”, pero no tanto como para que se produzca la inercia del sueño.
Las siestas que duran de 10 a 20 minutos son las ideales. A veces, se las conoce como “siestas energéticas” porque brindan beneficios de recuperación sin que quien la tome se sienta somnoliento después. El mejor momento para tomar una siesta está en el punto medio entre la hora en que uno se despierta y la hora en que se planea descansar de noche.
Daraio advierte que hay investigaciones que relacionan las siestas largas con un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y depresión. “Esto puede deberse a que las siestas largas al mediodía, en los adultos, son una señal de que el sueño nocturno es de mala calidad”, concluye.
Fuente: TN