¿Alguna vez te hicieron una broma, caíste y te dijeron “que la inocencia te valga”? Seguro, no hay nadie que no haya pasado por eso alguna vez. Pero ¿sabés de dónde viene el origen del “Día de los inocentes”? Según la tradición católica, hace más de dos mil años el Rey Herodes ordenó matar a todos los niños menores de dos años que vivían en Belén, Judea. San Mateo, el evangelista a cargo de registrar este momento histórico, asegura en sus escritos que Herodes estaba obsesionado con el poder y temía ser destronado. Cuando supo que la estrella de Belén anunciaba la llegada del Mesías, un nuevo rey, se ocupó del tema. No imaginaba que se trataba de un rey distinto a él.
¿Qué hizo? Se reunió con los Reyes Magos haciéndoles creer que estaba interesado por el niño y les dijo: “Vayan, infórmense bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vengan y me informan, para ir yo también a adorarlo”. Entonces, según el evangelio de San Mateo, Melchor, Gaspar y Baltazar fueron a Belén guiados por la estrella y encontraron al Niño Jesús junto a la Virgen María y San José. Pero antes de volver con la novedad a Herodes, Dios se les apareció en sueños para decirles que cambien el rumbo y no vuelvan con el rey.
Sin noticias y enfurecido, el Herodes rodeó con su ejército la ciudad de Belén y ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años. Jesús sobrevivió porque un ángel le avisó a San José y huyeron a Egipto. Tras aquella histórica matanza, la Iglesia Católica homenajea todos los 28 de diciembre a aquellos Santos Inocentes que murieron antes de poder cometer cualquier pecado.
Pero la cosa no quedó ahí, porque en la Edad Media, había una fiesta pagana que se conocía como Fiesta de los locos y que convocaba a miles para bailar y beber con desenfreno en los días posteriores a Navidad y previos al Año nuevo. Muchos la asocian con esto. Y otros tantos, hablan de la fiesta de las Saturnales, que se celebraban en Roma durante las últimas semanas del año en honor a Saturno, el dios de la agricultura. Ese día había reuniones entre las autoridades de Roma y el pueblo, en las que se probaba el pan con una semilla en su interior y aquel que la encontraba, era nombrado rey temporal y podía hacerle bromas a sus semejantes.
Fuente: TN