Se terminaron las especulaciones, las negociaciones a contrareloj. Las idas, las vueltas y los ocultamientos. Todos los partidos ya definieron y presentaron ante la justicia electoral todas sus cartas: fórmula presidencial, a gobernador, listas de candidatos a diputados, senadores, intendentes municipales. Ahora arranca la verdadera campaña, la batalla final de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Sin nada que dirimir, las internas del 11 de agosto serán un plebiscito para el gobierno y una radiografía para saber las aspiraciones políticas de la oposición.
La lista oficialista presentó algunas sorpresas, como la de María Luján Rey, madre de Lucas Menguini, una de las víctimas de la Tragedia de Once. Es candidata a diputada nacional por Buenos Aires. Podría hacer campaña por María Eugenia Vidal junto a Carolina Píparo, víctima de la inseguridad en La Plata y que en el 2017 fue electa diputada provincial.
El reivindicado Emilio Monzó no figura en ninguna lista y su destino será la actividad privada o alguna embajada si Mauricio Macri logra ser reelecto. Y Daniel Lipoveztky, uno de los diputados que más militó a favor de la despenalización del aborto, se quedó sin posibilidad de renovar su banca, pero será candidato a diputado provincial por la séptima sección electoral. Miguel Angel Pichetto, en tanto, logró ubicar en la lista provincial a Claudia Rucci.
Con la llegada de Pichetto, que abrió las puertas del macrismo al peronismo que durante muchos años generó urticaria entre los más puristas del PRO, la campaña tendrá dos ejes: consolidar el voto propio y recapturar los que se fueron a la franja de indecisos, sobre todo en buena parte de la provincia de Buenos Aires , y la región centro y norte: Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
La oposición, en tanto, también presentó sorpresas, como Margarita Stolbizer. A pesar de ser una de las dirigentes que más impulsó a Roberto Lavagna, se quedó afuera de todas las listas. Otras dos figuras de peso quedaron sin candidatura: los ex gobernadores bonaerenses Felipe Solá y Daniel Scioli.
El kirchnerismo, por su lado, apostará a una campaña de centro, moderada, con hincapié en una agenda social para contrastar con las políticas del Gobierno nacional, pero sobre todo para que las PASO se conviertan en el trampolín para cosechar los votos necesarios que le permitan un triunfo en primera vuelta en las elecciones generales. La fuerza de Lavagna, en tanto, buscará poner en agenda la economía para romper la polarización entre macrismo y kirchnerismo.
Tras el cierre de las listas, el 12 de julio empezará formalmente la campaña electoral, por lo que dentro de menos de tres semanas, empezarán a sonar en todos los televisores, radios y distintas plataformas audivisuales del país las voces de los distintos precandidatos para seducir a los votantes.
Fuente: Infobae