Sudáfrica se consagró campeón mundial de rugby por tercera vez en la historia, al vencer en la final de la Copa del Mundo realizada en Japón a Inglaterra por 32 a 12.
El partido se jugó en el International Yokohama Stadium y los tantos de Sudáfrica se concretaron con tries de Makazone Mapimpi y Cheslin Kolbe y dos conversiones y seis penales de Handré Pollard.
Para Inglaterra, que era favorito para esta final y que en semifinales eliminó a Nueva Zelanda, Owen Farrell sumó cuatro penales.
El triunfo de Sudáfrica fue inobjetable, ejerciendo una enorme presión y dominando claramente las formaciones fijas.
De esta manera, luego de nueve mundiales, Nueva Zelanda y Sudáfrica suman tres títulos, Australia dos e Inglaterra uno.