En una final inolvidable, España venció 2-1 a Inglaterra y se alzó con el título, el cuarto en toda su historia para convertirse en el máximo ganador de la competencia. En el Estadio Olímpico de Berlín, Nico Williams abrió el marcador para La Furia, pero Cole Palmer lo igualó. A menos de cinco minutos para el final, apareció Mikel Oyarzabal para darle el triunfo a los dirigidos por Luis de la Fuente y no permitirles a los ingleses cortar una sequía de 58 años sin títulos.
El encuentro comenzó como se esperaba: con España dominando la posesión de la pelota e Inglaterra aguantando, intentando salir de contra cuando podía. Así se dio todo el primer tiempo, sin profundidad de ninguno de los dos, preocupándose más por cuidar su arco que por inquietar al rival. No hubo más chances que un remate de Phil Foden a las manos de Unai Simón sobre el final del PT.
En la primera oportunidad del complemento, España abrió el marcador: la condujo Lamine Yamal por derecha y se la dio a Nico Williams, quien desde la derecha sacó un zurdazo cruzado imposible para Pickford.
A Inglaterra le costó reaccionar, pero lo logró. Cole Palmer, que saltó al terreno de juego para sustituir a Kobbie Mainoo, empató el choque en el minuto 73 con un gran zurdazo desde afuera del área.
Y cuando parecía que todo se definiría en el alargue o, quizás, en los penales, llegó el gol del título. A los 87', Oyarzabal marcó el gol de la victoria después de rematar de primera un centro rasante desde la izquierda de Cucurella. De esta manera, España alzó su cuarta Eurocopa de la historia tras las que levantó en los años 1964, 2008 y 2012.