Mateo Mamani, es el segundo de 4 hermanos, si bien nació en Salta Capital, su amor por la pelota empezó en el patio de su casa en Chicoana, que es donde arrancó a jugar al fútbol a los 5 años junto a su hermano.
El joven jugador, contó en Salta Comparativa como siguió en el mundo del fútbol: “a los 12 me fui a jugar a Gimnasia y Tiro y después pasé a Nobleza de El Carril, que lo dirigía mi abuelo”, igualmente agregó, como se le dio la oportunidad de jugar en un grande como Talleres, “en un campeonato en Morteros de Córdoba, jugamos contra Talleres en una de las fases y ahí me vieron, al terminar el campeonato me fui a probar y quede en 2016”.
En la misma sintonía, expresó como su padre le heredó su interés por este deporte, “a él le encanta el fútbol así que yo siento que fue mi primer profesor y me enseñó a jugar”.
Todo cambio brusco en la vida de cualquier persona se hace sentir, más en un joven de tan solo 14 años, edad que tenía Mateo en el momento de viajar al centro del país, por ende nos contó cómo fueron los primeros meses alejado de su familia: “al cambio de vida lo sentí mucho, en mi casa gracias a dios nunca me faltó nada y al estar lejos tenés que aprender a estar solo, cuesta bastante, extrañe mucho los primeros meses. Tuve la suerte de tener compañeros que estaban en la misma situación que yo y nos apoyábamos entre nosotros, tambien tenes que aprender a manejar bien tus cosas como, lavar la ropa, tender la cama, limpiar la pieza y esas cosas que en mi casa hacia muy poco”.
En cuanto a lo futbolístico, “el cambio es en lo físico, porque entrenamos todos los días casi 3 horas y es mucho más intenso que en Salta, que iba 3 veces a la semana. Entonces como que al llegar y entrenar todos los días fue un cambio grande porque me tuve que adaptar a eso y en lo técnico también vas mejorando con los entrenamientos”, aseveró Mamani.
De igual manera, recalcó que nunca se imaginó pegar un salto tan grande, sin embargo, “soy una persona que vive el día a día, disfruto y valoro todos los momentos que me tocan vivir al máximo”.
Por otra parte, nos relató sobre sus citaciones a las juveniles del seleccionado nacional: “el primer llamado fue cuando estaba en 8va de AFA, para la pre selección sub 15 y esa vez fue una convocatoria. Después al año siguiente en 7ma me citaron para la sub 17 y ahí estuve 3 semanas seguidas. La verdad que es un orgullo y una alegría inmensa, disfrute cada momento que pase en el predio”.
Para conocerlo un poco más, cabe destacar que vive en la pensión del club con compañeros que también son del interior, está en 6ta división de Afa, pero hace un mes forma parte del plantel de reserva, entrena por la mañana y a la tarde va al colegio, este es su último año del secundario.
No todo fue bueno en la vida del salteño, hace unos meses lamentablemente sufrió la pérdida de su madre y necesitó el apoyo de todo su entorno para poder seguir, “la verdad que es difícil hasta el día de hoy, porque era muy cercano a ella, fue dura la vuelta a la rutina porque me sentía vacío y triste, pero con muchas fuerzas. Estoy convencido de que tengo un ángel que me guía del cielo y que siempre está, me quedo con los buenos y malos momentos vividos con ella”. Además destacó el acompañamiento que recibió del club cordobés, “tenemos la posibilidad de recurrir a un grupo de psicólogos deportivos y siempre me maneje con ellos, me ayudó bastante a llevar el duelo, pero hay que seguir pensando en cumplir los objetivos. Hoy me siento bien y de a poco voy encontrando la confianza y rearmando mi vida”, resaltó con mucha fortaleza la joven promesa de Talleres.
Finalmente dejó en claro cuáles son sus objetivos, “a corto plazo es poder consolidarme en el plantel de reserva. Y a largo plazo ser jugador profesional y poder jugar en primera”.